Las relaciones que estableces con el mundo circundante desarrollan en ti una idea de cómo crees que eres. Los fracasos y éxitos, los miedos e inseguridades, la manera de afrontar los problemas… Todo confluye y se organiza en una imagen interna sobre tu propia persona, tu yo o tu autoesquema. Por ejemplo, si crees que eres un perdedor, no intentarás ganar. Cuando configuras un autoesquema negativo de tu persona, te acompañará el resto de tu vida si no te esfuerzas en modificarlo. Por ello, una buena autoestima tiene numerosas ventajas. Incrementar las emociones positivas, relacionarte mejor con las personas, ser más independiente y autónomo, etc.
Pilares de la autoestima
Los cuatro pilares de la autoestima son:
- Autoconcepto: qué piensas de ti mismo.
- Autoimagen: qué opinión tienes de tu aspecto.
- Autorrefuerzo: en qué medida te premias y te gratificas.
- Autoeficacia: cuánta confianza tienes en ti mismo.
Bien estructurados, estos pilares serán los soportes de un yo sólido y saludable. Por el contrario, si alguno falla, será suficiente para que tu autoestima se muestre inestable.
La realidad es que una gran mayoría de los usuarios con los que nos encontramos tiene una gran falta de autoestima. Ya sea por su propia personalidad o por las situaciones que están atravesando. La autoestima va a ser una parte muy importante durante todo el proceso de ayuda. Como mencionamos antes, es una parte fundamental de nosotros mismos y nos va a permitir salir adelante en las situaciones más difíciles. Por ello, es muy importante trabajarla con nuestros usuarios. Esto les va a permitir ver su situación desde un modo más positivo. Así, van a tener muchas más fuerzas para enfrentarse a él. Como reflexión, es muy importante que el trabajador social conozca técnicas para trabajar la autoestima personal con sus usuarios y así acompañarlos mejor en la relación de ayuda.
Cristina Sanz
Vanessa Sola
Sara Villamayor